sábado, 16 de octubre de 2021

Pinceladas Tácateñas

 

Pinceladas Tácateñas

Autor: Erwin Efraín Álvarez Rivero.

Cronista Comunal

Tácata, es un pueblo del Edo. Miranda, perteneciente al municipio Guaicaipuro, muchos le dicen el pueblo de los 3 golpes. Yo prefiero llamarlo La Mesopotamia de Miranda por estar regado entre los ríos Guare y Tuy. Según una leyenda algún día se desatará una especie de diluvio y el pueblo será arrasado por ambos ríos. Los tacateños desde tiempos inmemorables echan a navegar sus sueños a través de sus ríos en busca de un destino mejor, no así, su voluntad que se mantiene incólume desafiando al tiempo. Ese terruño fue predios de cacique Yoraco, que según crónicas orales tenía un collar que lo hacía inmune a las heridas.


Mi familia materna está muy ligada a dicho pueblo, mi abuelo materno Don Efraín Rivero Castillo era oriundo de Tácata; mi bisabuela Dolores Castillo y mi bisabuelo el General Florencia Rivero Mosqueda fueron nacidos en Tácata. Así mismo el tío periodista Florencio Osorio Rivero (El Chivo), fue muy apreciado en ese pueblo, y el estadio de béisbol lleva su epónimo.

El General (Av.) Francisco Efraín Visconti Osorio, héroe del 27 de noviembre, es descendiente de tacateños por su familia materna, porque su mama Guillermina Rivero de Visconti, fue hija de la señora Lola Rivero, nacida en Tácata. Además, el General Visconti pasó su infancia en el Edo Miranda, en el caserío de Altagracia de la Montaña, a 20 minutos del pueblo de Tácata.


Relata mi madre Pastora Verenzuela, que tiene 99 años, ya que nació el 30-03-1920, y aún se mantiene lúcida, señala que las fiestas patronales de Tácata, fueron muy espectaculares. Dice que: los toros los hacían en el pueblo, en la calle principal. La manga se ubicaba desde la iglesia hasta la casa de la Sra. Menchora González. Esa casa tenía una sala muy amplia donde solían poner los llamados bailes de la junta. La sala la cubrían con el material usado para forrar catres y le raspaban velas para mayor deslizamiento de los bailarines. Otra cosa que recuerdo que bailaban durante las fiestas fue la casa de su prima clarita Farías, tía de Oswaldo Carvallo, quien fue concejal y presidente de la asociación de coleo del Edo. Miranda. En una tarde de toros sucedió un hecho digno de una película, la manga se cayó por exceso de peso, con tan mala suerte para su prima Berlambina Osorio de Peña, que justo en el momento el toro pasaba cayó sobre él, pero, como esa gente eran hombres y mujeres de a caballo se mantuvo firme sobre el astado. Recuerdo clarito “que en ese turno de coleo iba ese extraordinario coleador Mirandino Don Francisco Fonseca, en su yegua Mora, el cual emparejo el toro en plena carrera y procedió a rescatar la prima”. Tuve el privilegio de conocer y tratar a Don Francisco Fonseca hasta muy avanzada edad coleó y era frecuente verlo halar toros por el rabo y pasarlo filo e’ lomo. Según cuenta mi madre fue un excelente bailarín de joropo con quien bailó muchas veces.

 Los músicos que contrataban para la fiesta, venían de Cua, entre los que recuerda Lucio Ízturiz (El negrito), Ángel Ramos Serrano, Alejandro Díaz Milano, este último era minusválido y también fue pintor. Estaba de moda la canción que decía: “por ti contaría la arena de la mar, yo no me di cuenta en que te quería, hasta el mismo día en que te bese y vi claramente que ya no podía. Mira que te llevo dentro de mi corazón, por la salucita de la madre mía, te lo juro yo. Tírame en los ojos un puño de arena, llévame por calles llenas de amargura, ponme ligaduras y hasta pégame, mátame de penas, pero quiéreme” de autor desconocido.

Continúa el relato de mi madre que conoció al párroco Rafael Encarnación Pérez perteneciente a las familias más distinguidas de Tácata. El padre Pérez ofreció su primera misa en Tácata arriba, donde había nacido, en una capilla construida por sus padres para tan importante momento de vida sacerdotal.

Así mismo cuenta doña Pastora que recuerda a los maestros Clarita Farías y Calazan Herrera. Entre sus amigas tacateñas estuvieron la señora Yismenia Pérez, madre del gran coleador Frank Arteaga. Otras amigas fueron la señora Luisa Martínez, hija de Don Custodio Martínez, entre otras.

Continuando el relato doña Pastora señaló que Llegando a Tácata existió un pozo muy hondo en el rio Guare llamado el pozo Calicanto. Abajo en el rio ponían ternera de carne y casabe. Los bailes culminabas con los joropos el coletón y la Ruperta.

Doña Pastora solían bajar con su familia a caballo desde chaguaramas -donde residían- a las fiestas de Tácata.

Existe un programa de las grandes fiestas de Tácata fechado de 01/03/1918, ya que posee 101 años evidenciando como era el desarrollo de las fiestas partiendo desde esta vertiente histórica las fiestas patronales de Tácata, se desarrollaron durante los días 18,19 y 20 de marzo, donde participaban galleros que venían de largas distancias a caballo como la victoria, las tejerías. En esta tradición pelea de gallos, se apostaban cantidades significativas de pesos.

Del programa mencionado también se desprende que durante las riñas de gallo se apostaban altas sumas de dinero. Para la época, lo cual se evidencia en las 2 peleas de gallo que fueron hechas con valor de 100 pesos cada una, se debe decir que un peso equivale a cuatro bolívares, es decir que solamente en esas 2 peleas estaban apostando ocho bolívares. Las apuestas en las riñas de gallo se hacen en pesos, aun en la actualidad.

Otro aspecto resaltante es que la familia del General Gómez, acudían y tenían una participación directa en el desarrollo de las fiestas, por ejemplo, misia Dionisia Bello, mujer de Gómez, formaba parte de la organización de los toros coleados. La señorita Regina Gómez, hermana de General Gómez, regaló el 1er San José de Tácata.

Además de toros coleados las fiestas incluían riñas de gallos, repiques de campanas y salvas de artillería, fuegos artificiales, paseo con música por las calles del pueblo, retretas en la plaza, procesión de la imagen de San José por las calles del pueblo, iluminación del pueblo, aeroplanos, baños en el famoso pozo de calicanto, es de notar que la programación era muy variada e intensa.

 

Maracay 26 de junio de 2019