Pinceladas
Tácateñas
Autor: Erwin
Efraín Álvarez Rivero.
Cronista
Comunal
Mi
familia materna está muy ligada a dicho pueblo, mi abuelo materno Don Efraín
Rivero Castillo era oriundo de Tácata; mi bisabuela Dolores Castillo y mi
bisabuelo el General Florencia Rivero Mosqueda fueron nacidos en Tácata. Así
mismo el tío periodista Florencio Osorio Rivero (El Chivo), fue muy apreciado
en ese pueblo, y el estadio de béisbol lleva su epónimo.
El General (Av.) Francisco Efraín Visconti Osorio, héroe del 27 de noviembre, es descendiente de tacateños por su familia materna, porque su mama Guillermina Rivero de Visconti, fue hija de la señora Lola Rivero, nacida en Tácata. Además, el General Visconti pasó su infancia en el Edo Miranda, en el caserío de Altagracia de la Montaña, a 20 minutos del pueblo de Tácata.
Relata
mi madre Pastora Verenzuela, que tiene 99 años, ya que nació el 30-03-1920, y aún
se mantiene lúcida, señala que las fiestas patronales de Tácata, fueron muy
espectaculares. Dice que: los toros los hacían en el pueblo, en la calle
principal. La manga se ubicaba desde la iglesia hasta la casa de la Sra.
Menchora González. Esa casa tenía una sala muy amplia donde solían poner los
llamados bailes de la junta. La sala la cubrían con el material usado para
forrar catres y le raspaban velas para mayor deslizamiento de los bailarines.
Otra cosa que recuerdo que bailaban durante las fiestas fue la casa de su prima
clarita Farías, tía de Oswaldo Carvallo, quien fue concejal y presidente de la
asociación de coleo del Edo. Miranda. En una tarde de toros sucedió un hecho
digno de una película, la manga se cayó por exceso de peso, con tan mala suerte
para su prima Berlambina Osorio de Peña, que justo en el momento el toro pasaba
cayó sobre él, pero, como esa gente eran hombres y mujeres de a caballo se
mantuvo firme sobre el astado. Recuerdo clarito “que en ese turno de coleo iba
ese extraordinario coleador Mirandino Don Francisco Fonseca, en su yegua Mora,
el cual emparejo el toro en plena carrera y procedió a rescatar la prima”. Tuve
el privilegio de conocer y tratar a Don Francisco Fonseca hasta muy avanzada
edad coleó y era frecuente verlo halar toros por el rabo y pasarlo filo e’ lomo.
Según cuenta mi madre fue un excelente bailarín de joropo con quien bailó
muchas veces.
Los músicos que contrataban para la fiesta,
venían de Cua, entre los que recuerda Lucio Ízturiz (El negrito), Ángel Ramos
Serrano, Alejandro Díaz Milano, este último era minusválido y también fue
pintor. Estaba de moda la canción que decía: “por ti contaría la arena de la
mar, yo no me di cuenta en que te quería, hasta el mismo día en que te bese y
vi claramente que ya no podía. Mira que te llevo dentro de mi corazón, por la
salucita de la madre mía, te lo juro yo. Tírame en los ojos un puño de arena,
llévame por calles llenas de amargura, ponme ligaduras y hasta pégame, mátame
de penas, pero quiéreme” de autor desconocido.
Continúa
el relato de mi madre que conoció al párroco Rafael Encarnación Pérez
perteneciente a las familias más distinguidas de Tácata. El padre Pérez ofreció
su primera misa en Tácata arriba, donde había nacido, en una capilla construida
por sus padres para tan importante momento de vida sacerdotal.
Así
mismo cuenta doña Pastora que recuerda a los maestros Clarita Farías y Calazan
Herrera. Entre sus amigas tacateñas estuvieron la señora Yismenia Pérez, madre del
gran coleador Frank Arteaga. Otras amigas fueron la señora Luisa Martínez, hija
de Don Custodio Martínez, entre otras.
Continuando
el relato doña Pastora señaló que Llegando a Tácata existió un pozo muy hondo
en el rio Guare llamado el pozo Calicanto. Abajo en el rio ponían ternera de
carne y casabe. Los bailes culminabas con los joropos el coletón y la Ruperta.
Doña
Pastora solían bajar con su familia a caballo desde chaguaramas -donde residían-
a las fiestas de Tácata.
Existe
un programa de las grandes fiestas de Tácata fechado de 01/03/1918, ya que
posee 101 años evidenciando como era el desarrollo de las fiestas partiendo desde
esta vertiente histórica las fiestas patronales de Tácata, se desarrollaron
durante los días 18,19 y 20 de marzo, donde participaban galleros que venían de
largas distancias a caballo como la victoria, las tejerías. En esta tradición
pelea de gallos, se apostaban cantidades significativas de pesos.
Del
programa mencionado también se desprende que durante las riñas de gallo se
apostaban altas sumas de dinero. Para la época, lo cual se evidencia en las 2
peleas de gallo que fueron hechas con valor de 100 pesos cada una, se debe
decir que un peso equivale a cuatro bolívares, es decir que solamente en esas 2
peleas estaban apostando ocho bolívares. Las apuestas en las riñas de gallo se
hacen en pesos, aun en la actualidad.
Otro
aspecto resaltante es que la familia del General Gómez, acudían y tenían una
participación directa en el desarrollo de las fiestas, por ejemplo, misia
Dionisia Bello, mujer de Gómez, formaba parte de la organización de los toros
coleados. La señorita Regina Gómez, hermana de General Gómez, regaló el 1er San
José de Tácata.
Además
de toros coleados las fiestas incluían riñas de gallos, repiques de campanas y
salvas de artillería, fuegos artificiales, paseo con música por las calles del
pueblo, retretas en la plaza, procesión de la imagen de San José por las calles
del pueblo, iluminación del pueblo, aeroplanos, baños en el famoso pozo de
calicanto, es de notar que la programación era muy variada e intensa.
Maracay
26 de junio de 2019