viernes, 31 de julio de 2020

EL FAROL DE LA ESQUINA EN "EL CONSEJO"

 

Autor: Amador Durán Torres

Los faroles para el alumbrado nocturno

Los faroles en la historia de todo los pueblos y ciudades del mundo perduran manteniendo como objetivo, además de iluminar, decorar los ambientes y darles sobriedad a los sitios donde son emplazados, tales como parques, plazas, calles, teatros, avenidas, con diferentes formas y tamaños, es por eso que se debe reconocer a los faroles como objetos de trascendencia histórica, representativa desde la colonia hasta estos días, dando luz y magia en lugares públicos, también como inspiración a pintores poetas y compositores.


Pintura del mismo autor de la Crónica (Amador Durán Torres)

            Los actuales faroles que quedan han sobrevivido al maltrato y falta de mantenimiento, además la mayoría sin bombillos, destrozados y abandonados. Se podría hacer campañas para rescatarlos, poniéndolos en función nuevamente ya que los faroles son atractivos y combinan esas fachadas que en su mayoría tiene los cascos centrales y calles coloniales de las poblaciones.

            En muy pocos lugares quedan rastros de los faroles que antes hubo, por lo general quedan sólo los ganchos donde colgaban. En la foto los restos de un farol en la calle César Zumeta de El Consejo.



            Con información obtenida por los testimonios de personas de mayor edad del pueblo y los poquísimos remanentes de los faroles que han permanecido,  he representado  con manchas amarillas en el siguiente plano, un aproximado de donde estaban los faroles en El Consejo del Mamón de comienzos de siglo. Serían éstos los lugares iluminados por el conjunto de faroles de la población




            Para entonces las calles Bolívar, Sucre y César Zumeta eran privilegiadas por tener iluminación. La calle Bolívar sólo desde El Vigía (conocido hoy como El Nido o Cantasapo) hasta La Parrilla (donde estaba el cementerio) por ser ésta la carretera Panamericana, según comenta Nito Torres a quien se lo contó Inés Torres, su papá. 

            Los faroles eran de hierro forjado, como la pieza de la foto de abajo, que poseo desde hace años. Los estudiantes de un liceo, cuado pasaban por debajo, saltaban y golpeaban el gancho para sacarlo del sitio donde colgaba, hasta que uno de tantos días lo encontré tirado en el piso, lo recogí y desde entonces lo conservo como reliquia. Pienso que tengo en mis manos un objeto muy interesante, tiene su forma original en s y como decoración hojas con arabescos en hierro retorcido


            Tengo la impresión de tener en mis manos un objeto que para muchos es simplemente un trozo de hierro oxidado que sólo tiene forma de s pero significa mucho ya que procede de tiempos pasados y han pasado muchas cosas por debajo de sus pies, ¿Cuántas décadas? ¿Cuántas personas? ¿Cuántos amores? ¡Tantos sucesos que pasaron durante el uso de este objeto tan valioso e histórico!

            La procedencia de la mayoría de los faroles es de España ya que para la época no existían talleres donde manipularan el hierro forjado. Como sucedió con la iglesia local original, la que, se dice, fue traída ladrillo por ladrillo desde España para formar las grandes columnas, entrando al país por Puerto Cabello luego en carreta hasta la población de El Consejo atravesando Maracay, San Mateo y La Victoria.

 

Algunas anécdotas con faroles

            En los comienzos del siglo XX, en pleno mandato del General Juan Vicente Gómez, un farol en la esquina de la plaza Miranda de la población de El Consejo, estado Aragua, por muchas décadas, allí en ese sitio pasaron muchas cosas, como lo cuenta Nito Torres, Cuenta de la llegada de unos emigrantes en la época, una familia de italianos muy católicos con una niña de quince años llamada Elena y varios hermanos mayores que la cuidaban con mucho afán.

            Inés Torres, agricultor criollo de la zona, joven de veinte años, pretendía a Elena a escondidas de sus hermanos. Un domingo bien temprano antes del amanecer, Elena se detuvo en la esquina para observar como apagaban el farol, ya salía el sol y estaba a punto de comenzar la misa. Inés llega en ese momento, le agarra la mano y se la besa diciéndole que se tenía que fugar con él esa misma noche porque por haberla besado en la mano ya había quedado preñada, no había marcha atrás. Elena sorprendida, con el corazón en la boca, asustada, por su inocencia accedió. Los padres de Elena cuando se enteraron de la huída de Elena colocaron en su casa cortinas blancas amarradas con cintas negras como en los funerales, para sus padres ella, por fugarse con un trigueño criollo, Elena había muerto.

            Este farol era uno de los más frecuentados y también temido por los habitantes según cuenta Dominga Bolívar de González de 84 años, nativa de El Consejo. Cuenta ella que bajando la plaza Miranda por las noches aparecía la sayona llorando y desaparecía en la esquina donde colgaba el faro, era el límite de llegada para los que creían.

            Los faroles son para dar luz, iluminar el espacio, además en el caso de los de El Consejo también decoraban las calles. Por lo general colgaban de las paredes y sobre todo en las esquinas con escasa luz, en las que aparecían fantasmas.

             Todo los días, sin faltar nunca, a las 6am y 6pm ocurría tanto el encendido como el apagado de los faroles. Esa función estaba a cargo de un funcionario municipal específico. Algunos de estos faroles funcionaban con carburo pero la mayoría usaban el kerosén cono combustible, dado que el proceso con el carburo requiere más trabajo e implicaba más riesgos, por eso era menos utilizado.




Faroles románticos

            Los cuentos de faroles son escasos porque ya no existe quien hable de este tema. Imagino las calles del pueblo en esa época por las noches con la luz  de luna llena y la luz del farol, tranquilo sereno y romántico, un contraste verdaderamente hermoso.


           El farol de la esquina decoró la plaza Miranda además de dar su luz, fue encendido y apagado cada noche, hasta que cayó en desuso y tiempo después sólo quedaron los ganchos donde colgaba. La magia que envuelve esta esquina estaba en el farol, hay que construirlo de nuevo con el mismo material y forma original con la idea que las nuevas generaciones conozcan el proceso de encenderlo y apagarlo, incluso el mantenimiento que se les daba.


            Los faroles en la historia de todo los pueblos y ciudades del mundo perduran manteniendo un objetivo además de iluminar: decorar los ambientes dando sobriedad a los sitios como plazas, calles, teatros, avenidas, con diferentes formas y tamaños, es por eso que se debe reconocer a los faroles como objetos de trascendencia histórica representativa, desde la colonia hasta estos días, dando luz y magia a lugares públicos, también como inspiración de pintores, poetas y compositores.

Cae la tarde con el sereno

enciende el farol

  y te paseas con tu blusa de flores

 por la esquina de la plaza,

 llenando mi vista de placer, 

encantas al corazón con emoción 

del fugaz momento. 

Espectáculo de color  tú,

el farol y el sepia.

A la tenue luz del farol, 

brillan tus pómulos en alegría y vida,

 en piel canela y rosa

de fresco  contraste. 

Es fascinante imaginar la presencia de estos hermosos faroles en esa época, la verdad que sería un atractivo colocar de nuevo estos faroles por todo el pueblo.


URBANIZACIÓN “EL TOQUITO” ORIGEN Y CAMBIOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

        

Autora: Liris Miyares



        Las casas cuentan historias, cada una encierra en su esencia el alma de quien la habita, se escuchan voces, son nuestras propias voces y la de aquellos que alguna vez la habitaron, todo en ellas tiene vida; el color de sus paredes, los cuadros los muebles, habitaciones… cada detalle. 
        La calle, mi calle marca las huellas del continuo peregrinar de transeúntes y alguno que otro foráneo. Los perros con su cola saludan a los amables vecinos y ladran mostrando sus colmillos a los maleducados y personas no gratas.



Vista parcial de Urb. El Toquito


 

Esta es mi urbanización que para 1985, época en la que llegué era aire puro y fresco (exceptuando la llegada de las lluvias, en las que entraban los fuertes olores de las polleras de los tanques y olorizaban el ambiente, acompañado de un enjambre de moscas). El verde de sus montañas fieles guardianes del valle que como gigantes saurios permanecen en letargo a la espera del despertar de conciencia de sus atribulados coterráneos. Se escuchan a lo lejos voces de algún niño que en su inocencia no entiende por qué suben cada día los precios, por qué su madre debe hacer largas colas para adquirir alimentos, medicinas o retirar efectivo en las entidades bancarias[1].

Al sur de la ciudad de Villa de Cura, municipio Zamora del estado Aragua existió una vaquera llamada El Toquito, de 164 hectáreas donde además de ganado se producían entre otros rubros algodón, café, caña de azúcar. Hacia la década de los años 50, un grupo de familias inmigrantes de Santa Rosa del Sur, estado Carabobo se instalaron en la zona noreste de esta hacienda. Es digno mencionar a las familias: Silva, Miranda, Mosqueda, Flores, Cordero, Isabel y María Morales, entre otras; quienes fundan en esta zona, el barrio El Toquito, hoy conocido como Toquito Viejo.

Cuenta con un paisaje de clima tropical de montañas muy agradable, vegetación variada dónde predominan árboles de samán, apamate, cujíes, mangos entre otros. Esta rodeado de pequeñas serranías que actúan como pulmón vegetal.


El Toquito

La primera referencia que se tiene de la hacienda a nivel de registro en el Distrito Zamora data del 4 de noviembre de 1955 y perteneció al sr Miguel Hernández quien el 10 de julio de 1957 la vende al sr Antonio Pérez Luna. La hacienda El Toquito tenía como propósito el engorde de ganado, la misma era alquilada por quiénes lo vendían. Permanecían allí hasta que adquirían el peso adecuado, luego eran llevados a un sector denominado La Subasta (vía San Juan de Los Morros), propiedad de los hermanos Troconis, donde eran pesados y luego vendidos. Además de cuido del ganado los trabajadores tenían pequeñas parcelas donde sembraban entre otros rubros limón, naranja, maíz, tomate, caraota…

El sr Pérez Luna, para 1978 vende la hacienda a la empresa URPICA, para la construcción de viviendas Durante el gobierno de Luís Herrera Cámpins, en 1979 es colocada la primera piedra del proyecto por el presidente del Congreso Nacional, Dr. Godofredo González, siendo gobernador del estado, el sr José Casanova Godoy y presidente del Consejo Municipal el sr Alexis Guevara..

La urbanización se funda el 28 de septiembre de 1981, según documento en el Registro Subalterno del Distrito Zamora (RSDZ), con el Nro. 35, folio 66 al 110, protocolo 1, adicional 1. La casa modelo fue construida en 1980, en la Troncal 3, Nro. 68-1, en el sector Toquito Viejo (frente a la Urb.) la misma fue cedida al sr José Ramón Fernández y familia quien fue el administrador de la hacienda y luego supervisor de obras. Mientras se desempeño como administrador ocupo una casa en el terreno donde se encuentra actualmente la casa comunal, según testimonio de su hijo Domingo Fernández.

La urbanización limita por el norte con: el cerro El Vigía y el barrio Toquito Viejo, por el sur La hacienda Corocito y CEFLOARCA (empresa certificadora de semillas), por el este hacienda Corocito y barrio 13 de Septiembre y por el oeste el sector Mata de Café. Antes de la construcción de la urbanización existía una manga de coleo la cual fue inaugurada el 25 de agosto de 1970, para las fiestas patronales de Villa de Cura, llevaba por nombre Ernesto “Viejo” Torres, un reconocido coleador de la época. La misma funciono hasta el año 1979, época en fue vendida la hacienda. Estos terrenos corresponden a lo que hoy se conoce como la Av. Amador Bendayan, la cual es la principal vía de acceso a la comunidad.  En ella convergen la calle Dr. Manso y la Urdaneta

El proyecto inicial estaba orientado a la construcción de 4126 casas de las cuales se construyeron 570 y 320 apartamentos. El primer habitante fue el sr Domingo Pérez y familia, quien llego a la manzana 20, el 2 de junio de 1984. Cuenta la Sra. Liseth Gerardy ex esposa de Pérez, para la época existía un puesto de vigilancia y las personas que iban a ver la casa decían ser familia del sr de la Brasilia anaranjada. Posteriormente fueron llegando la Sra. Reina Tirado, Sofía Silverio, Norma Briseño, Augusto González y así sucesivamente se fueron incorporando mas familias ubicándose en las otras manzanas. En la actualidad residen 5000 habitantes, según censo de 2017.

Las primeras en ser vendidas fueron las casas, luego los apartamentos. La oficina de ventas inicialmente funciono en la manzana 9 la cual paso a ser la residencia de la Sra. Rosa Hernández, viuda de González, quien lleva más de 30 años en la urbanización (actualmente la casa está sola), posteriormente fue trasladada a la planta baja del edificio Niños Cantores ubicado en la manzana 21.

Por otra parte la casa comunal está ubicada en la manzana 18, en un principio funciono como Módulo Policial. Para el año 2003 pasa a ser Modulo de Salud y residencia de los médicos cubanos hasta el 2008, época en que se crea la Misión Barrio Adentro y pasa a las instalaciones en las que se encuentra actualmente. En ese mismo año fueron ubicados en ella  los entrenadores deportivos cubanos. En la actualidad se encuentra desocupada y se plantea la creación de un maternal..

La urbanización se encuentra dividida en manzanas enumeradas de la siguiente manera: 7, 9, 12, 13, 14, 15, 17, 18 y 20 que corresponde a las casas bifamiliares, en parcelas de 195 ms cuadrados, en un área de construcción de 62 ms cuadrados c/u, estas a su vez se conforman en veredas que se identifican con el nro. de la manzana mas una letra mas el nro. de la casa, ej. Manzana 15, vereda 15-A, B20. Además de las manzanas 19 y 21 que corresponde a los apartamentos:

La manzana 16 está conformada por 26 casas las cuales fueron asignadas a 26 familias provenientes de Villa Puntica, sector ubicado en la riveras del Lago de Valencia durante el gobierno de Rafael Isea, el 23 de octubre de 2012. Para diciembre de ese mismo año fueron habitadas aún sin terminar debido a que iban a ser ocupadas por personas de la misma comunidad.[2]

 

 

 

 

 



[1] Contar el origen y evolución de mi comunidad Urbanización El Toquito, es quizás uno de los retos más importantes que me ha tocado. Inicialmente lo vi como algo complejo pero a medida que fui abordando el tema e ir descubriendo cosas interesantes y desconocidas para mí, sentí el deseo más que como trabajo para cumplir un requisito de aprobación del diplomado de Crónicas Locales, una necesidad de conocer cómo se ha transformado el sector en el que habito.

Aborde personas que estuvieron vinculadas mucho antes de la construcción de la urbanización, algunas de ellas venían a la zona cuando esta era terrenos baldíos en busca de leña y algunos productos. Había vecinos que utilizaban pequeños espacios para la siembra de algunos rubros como maíz, caraotas, ají, pimentón  entre otros.

[2] En el proceso de recaudación de información converse de manera informal con muchos de los vecinos quienes voluntariamente aceptaron la entrevista, sin embargo hubo alguno que otro que se mostro receloso y no quería aportar información pero luego suministraba alguno que otro dato. .

Cabe destacar que realice visitas a las instituciones que hacen vida en la comunidad, así como personajes claves que cumplen alguna función dentro de la misma. A algunas de ellas fue necesario hacerles varias visitas. Se me hizo casi una rutina diaria el recabar la información.

jueves, 30 de julio de 2020

GUAYITA, EN LAS MEMORIAS DE VICENTA BLANCO


Autora: Ana María Rodrigues Macedo

En el camino pensaba, con quien me entrevistaría y fue cuando me acordé de Vicenta Blanco que también conoce de historia local debido a su edad. Pasé por camino que va hacia la casa de Francisco Javier Oropeza Lugo; luego me dirigí por una vereda de tierra hasta la casa de Vicenta (un rancho de latón y zinc, pintada de color azul verdoso, con piso de cemento), que se encuentra cerca de la escuelita, eso sí, toda su parcela limpia de maleza y con algunos cultivos de yuca, quinchoncho, caraotas negras, maíz entre otros rubros típicos de la zona.



Vicenta se encontraba sentada en una vieja silla de mimbre (azul y blanco) ya desarmándose por el tiempo y el uso; limpiaba caraotas negras la cual recolectó

Hubo un momento que le pregunté sobre si el abuelo Francisco era como el aguacil o Jefe Civil de Guayita, que según la Constitución del Estado Aragua para 1904, establecía en la sección V, Del régimen político de los Distritos en su artículo 65, que cada distrito habría un Jefe Civil y en cada uno de los municipios habría un Jefe Civil que haría cumplir los Decretos, Ordenanzas y Resoluciones, eso quería decir que el jefe civil tendría que ser del pueblo de Las Tejerías y Francisco (El Aguacil), sería nombrado por el jefe civil o algún funcionario del campamento para regular el paso de los arrieros, debido a la contaminación brotada de la peste bubónica. En dicho campamentos (2), funcionaban como centro de investigación y control de la peste bubónica, bajo la administración del Campamento Rangel en la parroquia Tiara, ya que para la época paso obligatorio para los Valles del Tuy y El Llano (Valladolid, San Sebastián de los Reyes, Paò de Zarate). Era por estos caminos (Los Colorados, Guayita, Boca de Cagua, Las Casitas, Cascaronal, Cagua Las Mercedes, Agua Amarillas o Las Palomas, una de las rutas para llegar a su destino comercial. De Guayita existía un camino real hacia Guayas y Las Tejerías, el cual, según la crónica de Vicenta Blanco, el camino real fue tapiado en la construcción de la Autopista Regional del Centro. Sin embargo, este sería otra crónica para establecer las rutas comerciales de los caminos de recuas.

Vicenta procedió a narrar algunas historias que le contó su madre Eusebia Blanco. Parte de esas historias fueron transcritas y otras están aún en archivo de palabra esperando ser escritas. Vicenta Blanco por ser una persona analfabeta, pero servicial me pidió que escribiera parte de esas historias para dejar algo a su comunidad y también para ayudarme con mi diplomado de Cronista Comunal.

Al principio de la conversación escribía las notas, pero al darme cuenta de toda la información importante sobre la finca "Mocundo", las rutas comerciales y los caminos reales, procedí grabarla con el móvil. Vicenta narra los linderos de la hacienda "Mocundo" en Araiza y Guayita y menciona que Guayita quebrada arriba, subiendo por la vuelta de Paula hasta el topo, bajando por El Jabillal, quebrada abajo hacia el puente que une Santa María y El Jabillal, Rio Tuy abajo, subiendo por el topo, lindando con la finca de los Hernández, bajando por la finca La Coromoto, rio Tuy abajo hasta hacer lindero con Quebrada Guayita nuevamente. Claro, habría que realizar el mapa para poder situarnos en el tiempo y espacio.

También, habló sobre los cultivos, ganado, las vivencias de cuando niña en la cacería de ratas y la peste bubónica, cuando la abuela Paula Díaz la bañaba con DDT, los arrieros y burro campanero, las perdices, los campamentos de control de la peste, las rutas comerciales entre los colorados y los valles de Tuy, además de Capachal (La Esperanza), las costumbres de un pueblo indio-campesino, los conucos, en fin, con emoción y sentimientos narra hechos contados por sus abuelos y padres a través del relato oral.

Al recordar sus memorias narra hechos importantes ocurridos, hace 74 años (1943 -1954), hechos coyunturales que marcaron la historia de un pueblo que se ha negado perder su voz, un pueblo que busca dar a conocer sus memorias quedando más historias por escribir y transcribir de cada persona que según su contexto y visión narra sus vivencias y relatos ya que cada persona es

Través de esta experiencia y al estilo periodístico transcribo estas crónicas de un pueblo indo -campesino que apenas conocen las letras, sin embargo dentro de sus recuerdos fluyen las palabras que trasmiten  generación tras generación, negándose a desaparecer y hacer escuchar su voz. Así como dijo una vez su hijo "Williams" conocido por todos como el “Mocho Williams”..."Nadie conoce a Guayita, tanto así que ni en los mapas aparecen".

Hoy en día, Guayita lucha por ser escuchada y ser reconocida como “CAMINO DE TROPAS Y ARRIEROS


 

 

REFLEXIONES Y AGRADECIMIENTOS

    Primeramente a Dios, a mi familia y a la Sra. Vicenta Blanco por ser la protagonista de la historia; historia que forma parte del patrimonio viviente del Consejo Comunal Guayita; una comunidad invisibilizada en los mapas y en la memoria histórica que no ha sido escrita por los cronistas municipales, como tampoco por investigadores  por ser zona rural y lo rural es monte y culebra. Sin embargo, lo rural es historias, memoria y patrimonio, porque escondido en los recuerdos del indio-campesino relatan sus caminos reales o caminos de recuas donde transitaban nuestros héroes y próceres a caballo o mulas para poder viajar a los llanos (Valles de Tiara, San Sebastián de los Reyes, Valledolid, Chaguarama, Altagracia de la Montaña, Las Dolores de Aragua, Tacatá, entre otras poblaciones al sur del estado Miranda y Aragua), además, (Los Teques, Caracas y La Guaira), las haciendas, los trapiches, las pestes, las aldeas, las misiones, entre otros.

La historia transita con el tiempo y queda en la memoria de cada protagonista (fuente), algunos ya fallecidos y  otros recordando los cuentos o relatos de sus Abuelos y padres que con orgullo narran. Aún faltan bastantes relatos por investigar, descubrir y escribir, lo cual para mí es un gran honor poder llevar estos escritos al conocimiento de la población y formar parte de la historia de Venezuela. Ya queda por parte del investigador y cronista recoger las memorias y conservarlas para la posteridad.

 



[1] Escrito desarrollado en base a los relatos orales  de la señora  Vicenta Blanco

[2]TESTIMONIOS DE VICENTA BLANCO

ANA: - ¿Entonces el abuelo Francisco, era el jefe civil?

VICENTA: - ¡Bueno, no estoy segura!, te estoy diciendo como una especie de medio orientación, de todas maneras le preguntas a mi tío Emeregildo pá ve. Era como..., bueno, mi mama me dijo a mí, Eusebia. Me dijo a mí que él era como aguacil, el aguacil. Él se encargaba de todo de aquí abajo y cuando pasaba el campamento pasaba la gente, recibían la descarga y el los regresaba porque no podían pasar. Irían por ahí por la carretera, por allá por el camino real para salir por allá por Guayas. Por aquí no dejaban pasar nadie. Los que venían de allá los fumigaban y si pasaba la carga, pasaba primero por fumigadora con DDT y la pasaban pá rriba y después de allá arriba, los volvían a fumigar para pasar pá allá, pá Cumbre Azul, pá, pá Puerta Morocha, allá lo agarraba otro cargamento, cambiaban a otro burro,  descarga para otros burros, ahí seguía otros arrieros pá llegar para Los Teques. Antes no había carro, lo que había era burros, mulas, puras mulas, por aquí subían., llevaban  la carga de Cascaronal, de Agua Amarilla, del Picacho, el... ¿cómo se llama?, de Mesía. Alguna parte bajaba pá boca..., pá Tacatá y otra parte subían por aquí...Agua Amarilla, El Picacho, de toda esa parte por ahí.

VICENTA: - Se escuchaban por allá a las tres de la mañana, Tilín, tilín, tilín, tilín... ¡Arre burro!, ¡EEEAAA! Por ahí pá rriba con la campana, el burro campanero que iba a  lante se llamaba campanita. Tilín, tilín, tilín, tilín...y esos pocos de burros atrás; los amarraban como..., un enjada por la cola a cada burro le ponían...

ANA: - ¿Una cadenita?

VICENTA: - Una cadenita o un mecate y lo amarraban por la cola o si no, lo amarraban del pico, del, del... ¿cómo se llama? Lo amarraban de ahí, el burro primero de á lante llevaba su  campanita y si el burro se paraba y no sonaba la campana: ¡Fuuuiiii!, ¡Allaaaa burrrooo!, ¡Allaaaa!, ¡Fuuuiiii!, ¡Allaaaa Machooo!, y el burro pá lante, tilín, tilín, tilín, tilín...ya los de allá arriba estaban preparaó, escuchaban la campana ya subiendo por PVCA pá rriba, por el camino real, lo llaman Los Cedros. Cuando escuchaban los campaneros por aquí, el burro campana: -”Mira, ya viene los arrieros, viene los peones, vienen las mulas, ya se preparaban”. Ellos cambiaban de allá; ahí era la estación, cambiaban los burros, de ahí montaban uno nuevo hasta Puerta Morocha; Puerta Morocha cambiaban a Pallarreti. Venían como cuatro, cinco estaciones, eso era lejísimo, eso es lejísimo. Cambiaban los burros de ahí se regresaban. Los arrieros se regresaban con su carga y se iba el que iba a recibir la plata, ¿cómo era?, Tesorero que iba a cobrar la verdura y todo lo que llevaba, iba echando lista a pagar, el regresaba de allá para acá, venía con su marramosa a cada quien venía con la paga, pagándole a todos los peones, pagándole su cosecha a cada quien, venia la paga.

VICENTA: - yo no tenía mucho tiempo; tenía como uno diez años. Tenía como diez años u ocho años tenía yo, más o menos recuerdo. Siempre he tenido memoria buena, siempre, siempre me acuerdo.

ANA: -¡Bueno!, ¡eso es bueno!




miércoles, 29 de julio de 2020

FORMACIÓN DE CRONISTAS COMUNALES: Crónica de la experiencia en el Estado Aragua


El Diplomado de Cronistas Comunales es parte integrante del eje de trabajo del Centro Nacional de Historia denominado El pueblo cuenta su historia. Una de las maneras, hermanada a otras, que comparten el propósito de conformar comunidad, comuna y nación. En esa invitación a socializar y hacer propia nuestra historia y nuestra memoria como conformadoras de identidad.

La formación de Cronistas comunales apunta a  favorecer la construcción de conocimiento histórico desde la perspectiva crítica y descolonizadora que contemple el estudio de las luchas históricas del pueblo en diálogo con el presente, reafirmando la fuerza articuladora de la historia en el fortalecimiento de un poder popular consciente y organizado protagonista de la transformación revolucionaria de la realidad social; con perspectiva de clase y de  género que involucra la complejidad de una sociedad geohistóricamente diversa, multiétnica y pluricultural. 

La Red Historia Memoria y Patrimonio del Edo Aragua asumió en el año 2017 la realización de este Diplomado  iniciándose en  abril de ese mismo año, en el pueblo de El Consejo municipio Revenga por insistencia  de José Duran vocero de la Red  y cronista oficial  en dicho pueblo,  con  el apoyo del Colectivo del Consejo Presidencial de la Cultura y   Dirección de Cultura de la Alcaldía de  este municipio nos dispusimos  a iniciar esta experiencia.


Cronistas Comunales El Consejo



Empezamos con 33 participantes  procedentes de los municipios: Santos Michelena Revenga, Ribas y Santiago Mariño,  un colectivo caracterizado por una  diversa y notable heterogeneidad  en  distintos aspectos:  edad, genero,  nivel educativo formal,  profesión, oficio, creencia y posición política,  circunstancias estas que  en ningún momento  dificultó  el desarrollo de los encuentros, por el contrario  enriquecieron el debate  y  nutrieron los aportes;  la dinámica fundamental en los encuentros formativos se centraron en:  el reconocimiento de los otros y las otras con su diversidad, el respeto y el encuentro desde nuestra Historia Patria como una identidad común; desde esa necesidad de reconocernos y visibilizarnos en  esas  microhistorias e historias comunales, locales y personales no escritas, no contadas  que  nos pertenecen, dan testimonios de luchas colectivas, de olores, sabores, cantares, lagrimas, risas, frustraciones y esperanzas;  las que nos hacen parecidos nos igualan y nos encuentran , en ese espiral  envolvente  donde  se sobreponen tiempos y espacios  donde el pasado es parte del presente  y el presente una gran suma de pasados. 


Casa de la Cultura El Conejo


A manera de contexto, se resalta que los encuentros  formativos de este diplomado se desarrollaron en su mayoría en el marco de una desatada violencia terrorista denominada “guarimbas”, promovida por la extrema derecha venezolana, auspiciado por poderes facticos internacionales que actúan  injerencistamente en Venezuela; cuyo objetivo fundamental, dar al traste con el modelo político  venezolano de la Revolución Bolivariana.  Si bien es cierto los pasillos de una antigua casa que data de  la primera década de la segunda mitad del siglo XIX   y que actualmente es la sede de la casa de la cultura del Pueblo nos brindaba  un  espacio de tranquilidad y sosiego, el clima de de incertidumbre  por la guerra económica, el terrorismo “guarimbero” y mediático fueron obstáculo a vencer `por quienes participábamos de esta  novedosa experiencia  fuimos consecuente nos impusimos  nadie nos amilanó.


Cronistas Comunales Cagua


En el transcurso de estos tres años, nada ha parado el hacer formativo,  de El Consejo, donde egresaron nuestros primeros Cronistas Comunales 21 en total, nos trasladamos a Cagua con el auspicio de la Dirección de  Educación y Cultura de la Alcaldía del municipio Sucre; si en el anterior la adversidad fueron las guarimbas, aquí fue la arremetida conspiradora y el bloqueo imperialista que nos dejó  sin transporte y a pesar de ello seguimos en nuestro hacer. Cada uno llegaba como podía de Santa Cruz, Samán de Guere, Turmero y la Villa de Cura digno de mencionar, llegaba caminado desde Turmero con sus sombrero calao y su guitarra guindando Justo García uno de los cursantes, también las mujeres de Villa de Cura Elizabeth Romero, Liris Miyares y Elizabeth Mosquera, en bus un rato y otro caminado al final 16 fueron acreditados en diciembre de 2018. 


Cronistas Comunales Maracay


En enero de 2019 iniciamos en Maracay sonaban fuerte los tambores de la guerra, se acentuaba las campañas de terror contra nuestra patria y cuando menos lo esperábamos nos agarro el apagón, nos sabotearon el sistema eléctrico Nacional pero seguimos y seguimos, esta era una de nuestras formas de combate y de mantener la alergia, 6 meses fueron suficiente para que 43 nuevos Cronistas Comunales  se sumaran nuestra cosecha; de Maracay a Turmero, no nos dan respiro,  el acecho imperial con su guerra la económica y el boqueo criminal se incrementa, pero nosotros también seguimos avanzando con nuestro Diplomado y para no quedarnos lisos nos llegó el coronavirus una semana después de presentadas nuestra crónicas comunales 22 en total dos de estas escritas por Ambar García Pinto de 12 años y Justo García Pinto de 10 años estos nuestros dos primeros pimpollos en acreditarse como  Cronistas Comunales en nuestro Estado, a pesar de la pandemia y sin la acostumbrada algarabía de nuestros emotivos actos finales en esta ocasión su entrega de certificados fue virtual quedaron postergados: una que otra pieza musical, el abrazo y la merienda 


Ambar y Justo niños Cronistas Comunales con sus padres



Cronistas de Turmero
Cronistas Comunales de Turmero 

RECONOCIMIENTO A FORMADORES, FORMADORAS Y ACOMPAÑANTES EN ESTE ANDAR

Nuestro reconocimiento a quienes de manera desinteresada han contribuido con sus conocimientos para la formación de nuestro Cronistas, a Ustedes les decimos gracias por ser y estar: Carmen Teodosa Rojas, Ysabel Gómez, Judith Heredia y Manuel Almeida, María de la Paz Regueiro, María Gracia Dnisco, Olmand Botello, Filadelfo Morales, Pedro Ruiz, Nelly Guilarte, Silvio Diberanrdo, Ysbel Mejias, Claudimar Puerta, Manuel Cabeza, Marcos Veroes, Simón Fernandez, Mauricio Maracara, Leo Alfonso Villaparedes, María Urbina y Justo Garcia. También nuestro agradecimiento para: Anny Pereira por su consecuente solidaridad; Rommel Ramírez, Maricanchi Jaimes, Yureyma Alcantara y Omaira Ochoa del Gabinete de Cultura del Edo Aragua; al Centro Comunitario de Historia Local Félix María Paredes de Maracay por los apoyos logísticos y comunicacionales.

Mención especial al poeta Antonio Trujillo padre de esta gran idea que hoy toma su propio curso en estos Valles de Aragua; a los Maestros Pedro Calzadilla y Humberto González  por su amoroso acompañamiento.

Exclusivas gracias al Centro Nacional de Historia quien ha certificado 105 Cronistas Comunales en nuestro Estado, para que otras narrativas puedan mostrar desde nuestros terruños los olores, sabores colores y sentires de lo que somos y hemos sido capaces, como pueblo,  también nuestras  luchas y aspiraciones.

Escrito por: Nelly Guilarte Ugas