En el camino pensaba, con quien me entrevistaría y fue cuando me acordé de Vicenta Blanco que también conoce de historia local debido a su edad. Pasé por camino que va hacia la casa de Francisco Javier Oropeza Lugo; luego me dirigí por una vereda de tierra hasta la casa de Vicenta (un rancho de latón y zinc, pintada de color azul verdoso, con piso de cemento), que se encuentra cerca de la escuelita, eso sí, toda su parcela limpia de maleza y con algunos cultivos de yuca, quinchoncho, caraotas negras, maíz entre otros rubros típicos de la zona.
Vicenta se encontraba sentada en una vieja silla de mimbre (azul y blanco) ya desarmándose por el tiempo y el uso; limpiaba caraotas negras la cual recolectó
Hubo un momento que le pregunté sobre si el abuelo Francisco era como el aguacil o Jefe Civil de Guayita, que según la Constitución del Estado Aragua para 1904, establecía en la sección V, Del régimen político de los Distritos en su artículo 65, que cada distrito habría un Jefe Civil y en cada uno de los municipios habría un Jefe Civil que haría cumplir los Decretos, Ordenanzas y Resoluciones, eso quería decir que el jefe civil tendría que ser del pueblo de Las Tejerías y Francisco (El Aguacil), sería nombrado por el jefe civil o algún funcionario del campamento para regular el paso de los arrieros, debido a la contaminación brotada de la peste bubónica. En dicho campamentos (2), funcionaban como centro de investigación y control de la peste bubónica, bajo la administración del Campamento Rangel en la parroquia Tiara, ya que para la época paso obligatorio para los Valles del Tuy y El Llano (Valladolid, San Sebastián de los Reyes, Paò de Zarate). Era por estos caminos (Los Colorados, Guayita, Boca de Cagua, Las Casitas, Cascaronal, Cagua Las Mercedes, Agua Amarillas o Las Palomas, una de las rutas para llegar a su destino comercial. De Guayita existía un camino real hacia Guayas y Las Tejerías, el cual, según la crónica de Vicenta Blanco, el camino real fue tapiado en la construcción de la Autopista Regional del Centro. Sin embargo, este sería otra crónica para establecer las rutas comerciales de los caminos de recuas.
Vicenta procedió a narrar algunas historias que le contó su madre Eusebia Blanco. Parte de esas historias fueron transcritas y otras están aún en archivo de palabra esperando ser escritas. Vicenta Blanco por ser una persona analfabeta, pero servicial me pidió que escribiera parte de esas historias para dejar algo a su comunidad y también para ayudarme con mi diplomado de Cronista Comunal.
Al principio de la conversación escribía las notas, pero al darme cuenta de toda la información importante sobre la finca "Mocundo", las rutas comerciales y los caminos reales, procedí grabarla con el móvil. Vicenta narra los linderos de la hacienda "Mocundo" en Araiza y Guayita y menciona que Guayita quebrada arriba, subiendo por la vuelta de Paula hasta el topo, bajando por El Jabillal, quebrada abajo hacia el puente que une Santa María y El Jabillal, Rio Tuy abajo, subiendo por el topo, lindando con la finca de los Hernández, bajando por la finca La Coromoto, rio Tuy abajo hasta hacer lindero con Quebrada Guayita nuevamente. Claro, habría que realizar el mapa para poder situarnos en el tiempo y espacio.
También, habló sobre los cultivos, ganado, las vivencias de cuando niña en la cacería de ratas y la peste bubónica, cuando la abuela Paula Díaz la bañaba con DDT, los arrieros y burro campanero, las perdices, los campamentos de control de la peste, las rutas comerciales entre los colorados y los valles de Tuy, además de Capachal (La Esperanza), las costumbres de un pueblo indio-campesino, los conucos, en fin, con emoción y sentimientos narra hechos contados por sus abuelos y padres a través del relato oral.
Al recordar sus memorias narra hechos importantes ocurridos, hace 74 años (1943 -1954), hechos coyunturales que marcaron la historia de un pueblo que se ha negado perder su voz, un pueblo que busca dar a conocer sus memorias quedando más historias por escribir y transcribir de cada persona que según su contexto y visión narra sus vivencias y relatos ya que cada persona es
Través de esta experiencia y al estilo periodístico transcribo estas crónicas de un pueblo indo -campesino que apenas conocen las letras, sin embargo dentro de sus recuerdos fluyen las palabras que trasmiten generación tras generación, negándose a desaparecer y hacer escuchar su voz. Así como dijo una vez su hijo "Williams" conocido por todos como el “Mocho Williams”..."Nadie conoce a Guayita, tanto así que ni en los mapas aparecen".
Hoy en día, Guayita lucha por ser escuchada y ser reconocida como “CAMINO DE TROPAS Y ARRIEROS
REFLEXIONES Y AGRADECIMIENTOS
Primeramente a Dios, a mi familia y a la Sra. Vicenta Blanco por ser la protagonista de la historia; historia que forma parte del patrimonio viviente del Consejo Comunal Guayita; una comunidad invisibilizada en los mapas y en la memoria histórica que no ha sido escrita por los cronistas municipales, como tampoco por investigadores por ser zona rural y lo rural es monte y culebra. Sin embargo, lo rural es historias, memoria y patrimonio, porque escondido en los recuerdos del indio-campesino relatan sus caminos reales o caminos de recuas donde transitaban nuestros héroes y próceres a caballo o mulas para poder viajar a los llanos (Valles de Tiara, San Sebastián de los Reyes, Valledolid, Chaguarama, Altagracia de la Montaña, Las Dolores de Aragua, Tacatá, entre otras poblaciones al sur del estado Miranda y Aragua), además, (Los Teques, Caracas y La Guaira), las haciendas, los trapiches, las pestes, las aldeas, las misiones, entre otros.
La historia transita con el tiempo y queda en la memoria de cada protagonista (fuente), algunos ya fallecidos y otros recordando los cuentos o relatos de sus Abuelos y padres que con orgullo narran. Aún faltan bastantes relatos por investigar, descubrir y escribir, lo cual para mí es un gran honor poder llevar estos escritos al conocimiento de la población y formar parte de la historia de Venezuela. Ya queda por parte del investigador y cronista recoger las memorias y conservarlas para la posteridad.
[1] Escrito desarrollado en base a los relatos orales de la señora Vicenta Blanco
[2]TESTIMONIOS DE VICENTA BLANCO
ANA: - ¿Entonces el abuelo Francisco, era el jefe civil?
VICENTA: - ¡Bueno, no estoy segura!, te estoy diciendo como una especie de medio orientación, de todas maneras le preguntas a mi tío Emeregildo pá ve. Era como..., bueno, mi mama me dijo a mí, Eusebia. Me dijo a mí que él era como aguacil, el aguacil. Él se encargaba de todo de aquí abajo y cuando pasaba el campamento pasaba la gente, recibían la descarga y el los regresaba porque no podían pasar. Irían por ahí por la carretera, por allá por el camino real para salir por allá por Guayas. Por aquí no dejaban pasar nadie. Los que venían de allá los fumigaban y si pasaba la carga, pasaba primero por fumigadora con DDT y la pasaban pá rriba y después de allá arriba, los volvían a fumigar para pasar pá allá, pá Cumbre Azul, pá, pá Puerta Morocha, allá lo agarraba otro cargamento, cambiaban a otro burro, descarga para otros burros, ahí seguía otros arrieros pá llegar para Los Teques. Antes no había carro, lo que había era burros, mulas, puras mulas, por aquí subían., llevaban la carga de Cascaronal, de Agua Amarilla, del Picacho, el... ¿cómo se llama?, de Mesía. Alguna parte bajaba pá boca..., pá Tacatá y otra parte subían por aquí...Agua Amarilla, El Picacho, de toda esa parte por ahí.
VICENTA: - Se escuchaban por allá a las tres de la mañana, Tilín, tilín, tilín, tilín... ¡Arre burro!, ¡EEEAAA! Por ahí pá rriba con la campana, el burro campanero que iba a lante se llamaba campanita. Tilín, tilín, tilín, tilín...y esos pocos de burros atrás; los amarraban como..., un enjada por la cola a cada burro le ponían...
ANA: - ¿Una cadenita?
VICENTA: - Una cadenita o un mecate y lo amarraban por la cola o si no, lo amarraban del pico, del, del... ¿cómo se llama? Lo amarraban de ahí, el burro primero de á lante llevaba su campanita y si el burro se paraba y no sonaba la campana: ¡Fuuuiiii!, ¡Allaaaa burrrooo!, ¡Allaaaa!, ¡Fuuuiiii!, ¡Allaaaa Machooo!, y el burro pá lante, tilín, tilín, tilín, tilín...ya los de allá arriba estaban preparaó, escuchaban la campana ya subiendo por PVCA pá rriba, por el camino real, lo llaman Los Cedros. Cuando escuchaban los campaneros por aquí, el burro campana: -”Mira, ya viene los arrieros, viene los peones, vienen las mulas, ya se preparaban”. Ellos cambiaban de allá; ahí era la estación, cambiaban los burros, de ahí montaban uno nuevo hasta Puerta Morocha; Puerta Morocha cambiaban a Pallarreti. Venían como cuatro, cinco estaciones, eso era lejísimo, eso es lejísimo. Cambiaban los burros de ahí se regresaban. Los arrieros se regresaban con su carga y se iba el que iba a recibir la plata, ¿cómo era?, Tesorero que iba a cobrar la verdura y todo lo que llevaba, iba echando lista a pagar, el regresaba de allá para acá, venía con su marramosa a cada quien venía con la paga, pagándole a todos los peones, pagándole su cosecha a cada quien, venia la paga.
VICENTA: - yo no tenía mucho tiempo; tenía como uno diez años. Tenía como diez años u ocho años tenía yo, más o menos recuerdo. Siempre he tenido memoria buena, siempre, siempre me acuerdo.
ANA: -¡Bueno!, ¡eso es bueno!
Excelente me recuerda mis conversas con mi abuela Ines Villena
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