viernes, 31 de julio de 2020

URBANIZACIÓN “EL TOQUITO” ORIGEN Y CAMBIOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

        

Autora: Liris Miyares



        Las casas cuentan historias, cada una encierra en su esencia el alma de quien la habita, se escuchan voces, son nuestras propias voces y la de aquellos que alguna vez la habitaron, todo en ellas tiene vida; el color de sus paredes, los cuadros los muebles, habitaciones… cada detalle. 
        La calle, mi calle marca las huellas del continuo peregrinar de transeúntes y alguno que otro foráneo. Los perros con su cola saludan a los amables vecinos y ladran mostrando sus colmillos a los maleducados y personas no gratas.



Vista parcial de Urb. El Toquito


 

Esta es mi urbanización que para 1985, época en la que llegué era aire puro y fresco (exceptuando la llegada de las lluvias, en las que entraban los fuertes olores de las polleras de los tanques y olorizaban el ambiente, acompañado de un enjambre de moscas). El verde de sus montañas fieles guardianes del valle que como gigantes saurios permanecen en letargo a la espera del despertar de conciencia de sus atribulados coterráneos. Se escuchan a lo lejos voces de algún niño que en su inocencia no entiende por qué suben cada día los precios, por qué su madre debe hacer largas colas para adquirir alimentos, medicinas o retirar efectivo en las entidades bancarias[1].

Al sur de la ciudad de Villa de Cura, municipio Zamora del estado Aragua existió una vaquera llamada El Toquito, de 164 hectáreas donde además de ganado se producían entre otros rubros algodón, café, caña de azúcar. Hacia la década de los años 50, un grupo de familias inmigrantes de Santa Rosa del Sur, estado Carabobo se instalaron en la zona noreste de esta hacienda. Es digno mencionar a las familias: Silva, Miranda, Mosqueda, Flores, Cordero, Isabel y María Morales, entre otras; quienes fundan en esta zona, el barrio El Toquito, hoy conocido como Toquito Viejo.

Cuenta con un paisaje de clima tropical de montañas muy agradable, vegetación variada dónde predominan árboles de samán, apamate, cujíes, mangos entre otros. Esta rodeado de pequeñas serranías que actúan como pulmón vegetal.


El Toquito

La primera referencia que se tiene de la hacienda a nivel de registro en el Distrito Zamora data del 4 de noviembre de 1955 y perteneció al sr Miguel Hernández quien el 10 de julio de 1957 la vende al sr Antonio Pérez Luna. La hacienda El Toquito tenía como propósito el engorde de ganado, la misma era alquilada por quiénes lo vendían. Permanecían allí hasta que adquirían el peso adecuado, luego eran llevados a un sector denominado La Subasta (vía San Juan de Los Morros), propiedad de los hermanos Troconis, donde eran pesados y luego vendidos. Además de cuido del ganado los trabajadores tenían pequeñas parcelas donde sembraban entre otros rubros limón, naranja, maíz, tomate, caraota…

El sr Pérez Luna, para 1978 vende la hacienda a la empresa URPICA, para la construcción de viviendas Durante el gobierno de Luís Herrera Cámpins, en 1979 es colocada la primera piedra del proyecto por el presidente del Congreso Nacional, Dr. Godofredo González, siendo gobernador del estado, el sr José Casanova Godoy y presidente del Consejo Municipal el sr Alexis Guevara..

La urbanización se funda el 28 de septiembre de 1981, según documento en el Registro Subalterno del Distrito Zamora (RSDZ), con el Nro. 35, folio 66 al 110, protocolo 1, adicional 1. La casa modelo fue construida en 1980, en la Troncal 3, Nro. 68-1, en el sector Toquito Viejo (frente a la Urb.) la misma fue cedida al sr José Ramón Fernández y familia quien fue el administrador de la hacienda y luego supervisor de obras. Mientras se desempeño como administrador ocupo una casa en el terreno donde se encuentra actualmente la casa comunal, según testimonio de su hijo Domingo Fernández.

La urbanización limita por el norte con: el cerro El Vigía y el barrio Toquito Viejo, por el sur La hacienda Corocito y CEFLOARCA (empresa certificadora de semillas), por el este hacienda Corocito y barrio 13 de Septiembre y por el oeste el sector Mata de Café. Antes de la construcción de la urbanización existía una manga de coleo la cual fue inaugurada el 25 de agosto de 1970, para las fiestas patronales de Villa de Cura, llevaba por nombre Ernesto “Viejo” Torres, un reconocido coleador de la época. La misma funciono hasta el año 1979, época en fue vendida la hacienda. Estos terrenos corresponden a lo que hoy se conoce como la Av. Amador Bendayan, la cual es la principal vía de acceso a la comunidad.  En ella convergen la calle Dr. Manso y la Urdaneta

El proyecto inicial estaba orientado a la construcción de 4126 casas de las cuales se construyeron 570 y 320 apartamentos. El primer habitante fue el sr Domingo Pérez y familia, quien llego a la manzana 20, el 2 de junio de 1984. Cuenta la Sra. Liseth Gerardy ex esposa de Pérez, para la época existía un puesto de vigilancia y las personas que iban a ver la casa decían ser familia del sr de la Brasilia anaranjada. Posteriormente fueron llegando la Sra. Reina Tirado, Sofía Silverio, Norma Briseño, Augusto González y así sucesivamente se fueron incorporando mas familias ubicándose en las otras manzanas. En la actualidad residen 5000 habitantes, según censo de 2017.

Las primeras en ser vendidas fueron las casas, luego los apartamentos. La oficina de ventas inicialmente funciono en la manzana 9 la cual paso a ser la residencia de la Sra. Rosa Hernández, viuda de González, quien lleva más de 30 años en la urbanización (actualmente la casa está sola), posteriormente fue trasladada a la planta baja del edificio Niños Cantores ubicado en la manzana 21.

Por otra parte la casa comunal está ubicada en la manzana 18, en un principio funciono como Módulo Policial. Para el año 2003 pasa a ser Modulo de Salud y residencia de los médicos cubanos hasta el 2008, época en que se crea la Misión Barrio Adentro y pasa a las instalaciones en las que se encuentra actualmente. En ese mismo año fueron ubicados en ella  los entrenadores deportivos cubanos. En la actualidad se encuentra desocupada y se plantea la creación de un maternal..

La urbanización se encuentra dividida en manzanas enumeradas de la siguiente manera: 7, 9, 12, 13, 14, 15, 17, 18 y 20 que corresponde a las casas bifamiliares, en parcelas de 195 ms cuadrados, en un área de construcción de 62 ms cuadrados c/u, estas a su vez se conforman en veredas que se identifican con el nro. de la manzana mas una letra mas el nro. de la casa, ej. Manzana 15, vereda 15-A, B20. Además de las manzanas 19 y 21 que corresponde a los apartamentos:

La manzana 16 está conformada por 26 casas las cuales fueron asignadas a 26 familias provenientes de Villa Puntica, sector ubicado en la riveras del Lago de Valencia durante el gobierno de Rafael Isea, el 23 de octubre de 2012. Para diciembre de ese mismo año fueron habitadas aún sin terminar debido a que iban a ser ocupadas por personas de la misma comunidad.[2]

 

 

 

 

 



[1] Contar el origen y evolución de mi comunidad Urbanización El Toquito, es quizás uno de los retos más importantes que me ha tocado. Inicialmente lo vi como algo complejo pero a medida que fui abordando el tema e ir descubriendo cosas interesantes y desconocidas para mí, sentí el deseo más que como trabajo para cumplir un requisito de aprobación del diplomado de Crónicas Locales, una necesidad de conocer cómo se ha transformado el sector en el que habito.

Aborde personas que estuvieron vinculadas mucho antes de la construcción de la urbanización, algunas de ellas venían a la zona cuando esta era terrenos baldíos en busca de leña y algunos productos. Había vecinos que utilizaban pequeños espacios para la siembra de algunos rubros como maíz, caraotas, ají, pimentón  entre otros.

[2] En el proceso de recaudación de información converse de manera informal con muchos de los vecinos quienes voluntariamente aceptaron la entrevista, sin embargo hubo alguno que otro que se mostro receloso y no quería aportar información pero luego suministraba alguno que otro dato. .

Cabe destacar que realice visitas a las instituciones que hacen vida en la comunidad, así como personajes claves que cumplen alguna función dentro de la misma. A algunas de ellas fue necesario hacerles varias visitas. Se me hizo casi una rutina diaria el recabar la información.