Autor:
Carlos Bellorin
El presente trabajo literario es la presentación
final del Diplomado “Cronista Comunal””, realizado bajo el auspicio del Ilustre
Centro Nacional de Historia Memoria y
Patrimonio atendiendo a los elementos básicos contemplados en los distintos
conversatorios, discusiones, clases académicas, que han servido para indagar
sobre un hecho religioso que es parte de la historia humana de Turmero Nos
hemos basado en los conceptos teóricos, metodológicos y prácticos adquiridos en
el citado diplomado, permitiendo la interpretación sobre la historia local y
comunal de la tradición “Jesús en la Humildad y Paciencia” el Santo del Pueblo,
logrando así la construcción de la
historia de esta sociedad religiosa atreves de sus propias fuentes
documentales, su identidad con el sector “Pueblo Nuevo”, lugar donde se funda la sociedad, la
espiritualidad manifiesta en su iglesia matriz “La Candelaria”, así como la elaboración
de conocimientos históricos desde las perspectivas críticas de sus propios autores
bajo el marco del respeto y sus interpretaciones en el entendimiento que no
existen verdades absolutas

La Casita Del
Viejito
Toda historia tiene un territorio lleno de cosas
ocultas, de lo que se dice y lo que se hace, cada historia tiene un propósito.
La Sociedad de la Humildad y Paciencia de Turmero EL SANTO DEL PUEBLO, “La casa del
viejito”… tiene una centuria de vida, en la dimensión de los tiempos, bañándose
en lo mágico de lo mundano, con sus tradiciones de sueños. Hechos con sabor a
pueblo, semilla del presente, en la tierra del pasado, teniendo clara huella,
donde pueden afinarse los pasos, para que el rumor se vuelva grito en el
futuro. El pueblo inventándose su creatividad con mas sabiduría que un letrado,
escribiendo su propia historia comunal, de tiempos vividos por otros, sonrisas
de tulipanes y cayenas, en la mitad de la noche entre lairenes, luciérnagas, y cantos
de gallos de media noche; crucificando el tiempo muerto y sepultándolo en el
corazón de sus calles, olorosas a caña de azúcar.
Cielo y tierra en aquellos mágicos recuerdos de
antaño (1920). Semana grande, semana mayor, semana santa entre todas las santas
semanas. Desde, un catre donde reposa Doña
Adelina Álamo Lugo, surge esta historia comunal de hojas amarillentas como
galletas, en bolsillo de borracho, que van saliendo una a una del viejo baúl
donde han dormido, desde hace miles de días en la eternidad del tiempo, es la
historia de la vecina Adelina Álamo de
Lugo, historia que vivieron sus padres, abuelos y vecinos. Historia que se
basa así mismo en el parto de aquellos
momentos sublimes (1920). Al fin gente humilde que es la única que se mueve en
los movimientos de buena fe, sin más fuerza motriz que el soplo de los ideales.
Así me lo conto Doña Adelina Álamo de
Lugo, una viejita de largos silencios y así se los cuento yo a ustedes.
“…La historia de la cofradía que tiene a su cargo a
“Jesús en la Humildad y Paciencia” de Turmero, la remonto al año 1920. Desde
niña me fueron explicando, que fue en
esa fecha, que el Coronel Toribio Moreno le encargaron la imagen de “Jesús en
la Humildad y Paciencia”, que él se hizo cargo del “Santo” y lo traslado para
su casa, esta que está ubicada en la esquina noroeste de la calle Cedeño, cruce
con la calle campo Elías, era allí donde los socios se reunían todos los lunes
santos de todos los años, para su arreglo, después de quedar bien arreglado, y
estando en el patio de la casa, salió por la puerta principal en procesión en
compañía de los feligreses de la populosa barriada de pueblo nuevo.
Cuando muere el coronel Toribio Moreno, el 2 de
mayo de 1930, la imagen continúa en esta casa, por más de 35 años. Fue al cabo
de algún tiempo que su viuda Doña Agustina Moreno de Moreno, dono un lote de
terreno de esta casa y allí se le construyo la capilla que hoy podemos ver, con
la ayuda de la mano de obra de todos los socios, donde el maestro de
construcción fue Rozo Palacio, luego se le anexo una franja de terreno que
también dono la señora María Luisa Fune, quiero mencionar, que tanto en la casa
como en la capilla se reunían y se siguen reuniendo los directivos y miembros
de la referida sociedad, destacándose entre ellos los señores: Tomas Antonio
Moreno, mi padre, Martin Tovar, Pedro Brizuela, Celia Maldonado de Arias,
Miguel Ángel Álvarez y Nicolás Álamo mi hermano.
Pero una de las características que quiero
mencionar fue que por muchos años, Doña Agustina Moreno, su sobrina Petra
Moreno y su ahijada la señorita María Blanco y demás familiares hacían las
velas de cera, con sus respectivos faroles de papel de seda, para ser usados (a)
durante la procesión del martes santo, tradición que continuo la señorita María
Blanco hasta los años de 1970 a 1972. Además de eso mi tío Eduviges Moreno era
quien preparaba la exquisita chicha y el exquisito carato que se ofrecía
después de haber culminado la procesión y la imagen a llegar a su capilla, se
le brindaba a los cargadores, a los directivos y a todas (o) los feligreses que
allí se reunían en esa noche inolvidable del martes santo.
Quiero acotar que el carato y la chicha la hacía mi
tío debajo de un frondoso árbol de mamon que se encontraba en el patio de esta
casa. También que en el cuarto donde estuvo por más de 35 años la imagen de “Jesús
de la Humildad y Paciencia” nacieron mis hijos., Y por último que es un orgullo
para mí, que parte de mi familia perteneció a la sociedad de “Jesús en la
Humildad y Paciencia” como pueden ver y como fue llamado por mucho tiempo el
Santo de la Morena, el santo de los Morenos.
Adelina Álamo de Lugo… Ah, se me olvido mencionar que una vez
construida la capilla, la misma sirvió como refugio para las personas (socios)
que se enfermaba, eran traídos y atendidos por la sociedad, se hacían
recolectas para los actos fúnebres y se estaba presente. En aquellos tiempos la
sociedad era más participativa, había más conciencia humana. No quiero dejar de
mencionar que durante muchos años y fieles a sus criterios espirituales, no
faltaba una pareja muy popular que todos siempre estábamos pendiente de ellos y
que venían de Pedregal eran: María y Marquito…”
Dejamos a Doña
Adelina, atesorando debajo de su catre de dormir el viejo baúl de los
recuerdos, la historia “Del Santo del Pueblo” la casa del viejito. Es el mismo cuarto donde hace
medio siglo dormía el hijo de Dios, representado en la Humildad y Paciencia.
Tiempos vividos por otros, que creyeron en lo que habían visto o al menos en lo
que permitía superar una situación de su vida terrenal con sus creencias,
tamizando mitos ancestrales, ideas firmes y compartidas con propósitos de
temores arcanos donde se prueba poco o se verifica nada. Con sus personajes
reales acreditados en el alma del pueblo.
Allí nació el milagro invocado por las creencias
mágicas llenas de fe y confianza del pueblo en la Sociedad De La Humildad Y
Paciencia, es el propio y original culto popular con su mentalidad religiosa, al
contrario del concepto católico que hace una concepción
teológica.
Rara vez el pueblo se equivoca, el es capaz de
inventar sus creencias, obligando con su poder creativo que las etéreas
santidades le obedezcan en el cumplimiento de sus anhelos deseados.
Ya va un siglo del caminante haciendo camino, Pueblo
y Dios avanzando en medio del conuco del diablo, como rio crecido sin pedir
permiso arrancándole las almas buenas a “Lucifer”,
como manos de cambur desgranadas, en las procesiones del Marte Santo, del tímido
marzo, con sus creencias mágicas de milagros comprobados en la fe.
Manifestaciones populares que no admiten otra cosa que no sea la devoción al
santísimo. Símbolo y signo que permite llevar la vida terrenal de la mejor
manera. El santo pueblo, la casa del viejito, en gran comunidad divina
socializándose desde 1920 cuando por primera vez se oyó desde las lomas del
majestuoso cerro El Picacho, la voz del poeta decir …”Creo en los poderes
creadores del pueblo…” (Aquiles Nazoa).
REFLEXIONES
FINALES
Pareciese
estar dicho todo, sin embargo debemos acotar para finalizar que al escribir
sobre esta tradición Mito-Simbolica-Religiosa también se está describiendo todo
un andamiaje social cultural, económico de un sector geográfico situado al
norte de la ciudad de Turmero denominado “Pueblo Nuevo”, sede de la sociedad
“Jesus en la Humildad y Paciencia”. Escribir es leer dentro de uno mismo y leer
es escribir fuera de uno, de esta manera hemos buscado darle contexto a los
relatos de vida de otros turmereños que vivieron antes que nosotros en aquellos
mágicos recuerdos de antaño.
Gracias
al Diplomado “Cronista Comunal” entregamos a las generaciones por venir su
historia, que también es la nuestra y la
historia de nuestros ancestros.
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