Autora:
Omaira Ochoa Díaz
Educador de vocación y convicción durante más de 20 años, y periodista hasta
que las fuerzas le abandonaron, el camarada Salas Méndez -como solíamos
llamarlo sus colegas-, fue un personaje del periodismo en Aragua,
que todos queríamos y respetábamos.
Siempre fiel a sus afectos, a sus ideales, al
compromiso social-popular que tuvo como norte durante
sus 88 años de vida, Salas Méndez
fue un ejemplo por su coherencia entre la prédica y la acción; un
luchador social en la
Venezuela de los tiempos de
la dictadura perejimenista, y la democracia representativa, un periodista a carta cabal
Lo conocí en
1986. Era
reportero del Diario El Imparcial “ El decano de la prensa de Aragua”,
ubicado en el populoso barrio El Carmen, de Maracay. Yo
venía de desempeñarme como jefa
de Deportes del Diario El Siglo, y apenas comenzaba en las lides
de corresponsal del Diario El Carabobeño en Aragua.
Lo recuerdo con su cabello cano, de sonrisa afable, conversador pero de
hablar pausado, y vestir sencillo. Era frecuente topárselo en
cualquier calle o avenida de la “ciudad jardín” portando su inseparable bolso largo de mercado donde llevaba ejemplares de Tribuna Popular, la Revista
Índice y otras publicaciones comprometidas
con el pensamiento marxista, que
distribuía no sin antes hacer sus recomendaciones sobre algunos artículos que él consideraba de mayor importancia.
Pero, no sólo
al hombre de la calle, al expendedor del mercado libre o al peatón que se topaba en la vía le llegaba el mensaje de
estas publicaciones, sino que
durante su diario trajinar periodístico,
en las ruedas de prensa o en el recorrido por las fuentes de política, igual se las entregaba al Gobernador de turno; a los miembros del Tren Ejecutivo, a los secretarios
generales de partidos políticos de
derecha e izquierda, a sus colegas de
profesión y a los entrevistados.
Fue, precisamente, durante una rueda
de prensa en la sede
del Partido Movimiento al Socialismo (MAS), que el
dirigente nacional Teodoro Petkoff
rechazó la Tribuna Popular que le ofrecía, además de negarse a responder
la pregunta que le formuló el camarada periodista , y, como si fuera
poco hizo un comentario ofensivo. De inmediato Salas
Méndez se levantó de la silla y abandonó
el salón, actitud que imitamos los demás
colegas que cubríamos la fuente
política: “El gordo” Luis Guillermo
Acosta , corresponsal de El Nacional;
Maritza Pérez Socorro de El Aragüeño; Nélida Arrechedera de El Siglo; Yaelitza Nuez , corresponsal de
Noti Tarde; yo como corresponsal de El Carabobeño, entre otros comunicadores sociales presentes. Así, además de
darle una lección al entrevistado y solidarizarnos con el
compañero agredido, nos
cuidábamos de “un tubazo” y la consabida reprimenda en nuestros respectivos
diarios.
Y es que tal
como nos lo comentaba
Salas Méndez , a quien todos los colegas
apreciábamos y respetábamos
indistintamente de la posición política
de cada uno: “ La distribución de estas
publicaciones es una línea, una tarea,
que me he impuesto yo, no el partido, para cumplir de alguna manera con el partido en cuyas filas milito, el
Partido Comunista de Venezuela”.
Oriundo del
hermoso pueblo de Bailadores, en
el estado Mérida, Santana Emilio Salas Méndez nació el 5 de agosto de 1914 en el seno de una
familia campesina, honesta y trabajadora. Desde temprana edad combinó sus
estudios con el trabajo en el
campo. En una oportunidad en que conversamos
sobre el tema nos comentó “ Yo sé de ganarme un real trabajando entre peones, como conchabado,
es decir , concertarse en casas ajenas para trabajar: atender animales,
picarles pasto y otras faenas”.
Hijo de los
bailadoreños Santana Salas y María Filomena Méndez de Salas,
aclaraba que no llevaba
sendos apellidos de sus progenitores por presumir de “aristocratismo
genealógico”.
“Lo hago, decía,
en honor a quienes enseñan a querer a los hijos y los libros concientizadores. A tener fe progresista en lo hermoso de la paz y la vida de los pueblos laboriosos asumiendo la línea
polarizante del desarrollo económico social de 1917, cuando la humanidad toma el
sendero del porvenir científico y desecha
los corruptos intereses de las
clases preteridas por la historia”.
Maestro
de vocación
Al graduarse de bachiller en Mérida, Salas Méndez
procesa su equivalencia, estudia y se gradúa
en la Escuela Normal de San
Cristóbal, estado Táchira, en julio de
1949. Antes y después de graduarse
trabajó profesionalmente en diversas instituciones educativas del
país, entre otras, la Escuela Federal Graduada
Padre Blanco, en Valera-Trujillo, donde cofundó y presidió la Federación
Venezolana de Maestros ( FVM) del mismo
distrito, desde la cual lucha por la
justicia social, por el pueblo y los
maestros rurales; la Escuela Federal José Luis
Faure Sabaut de La Puerta como director; y el Instituto de
Readaptación de Menores del Consejo Venezolano del Niño en la Isla
de Tacarigua.
En el estado Aragua, donde llega a finales de los
años 50, fue maestro en los Colegios Ovidio Decroly de El Limón, cercano
de donde fijó su residencia, ubicada en
el sector Sendero Sur de El Limón, capital del municipio Mario Briceño
Iragorry. De igual manera, en los Colegios
Valles de Aragua y Santiago de León,
de Maracay. También fue director
del Grupo Escolar Estado Guárico
de Palo Negro, hasta pasar
a conducir y administrar
el Internado “ La Esperanza” ( 1958-60), cuando es víctima
de un despido indirecto, al ser
designado sub director del Internado de Menores de Barquisimeto. “Cargo que no podía
ni debía aceptar por ser un hecho
injustificado y politiquero de
autoridades cevenistas”, refería él.
Después de
más de 35 años de ejercicio
profesional, Santana Emilio Salas Méndez introduce ante las directivas
del Sindicato Único del Magisterio Aragüeño ( SUMA -
FVM) y la Asociación Nacional de
Educadores Jubilados ( ANEJ), su
solicitud de jubilación,
fundamentalmente por el problema
de salud y económico en su hogar,
debido al agravamiento y muerte de su madre, quien se
desempeñó en vida como enfermera del Ministerio de Sanidad y modista.
La jubilación
nunca llegó y el camarada Salas Méndez
dejó de ejercer la docencia “porque los adecos
prácticamente me obligaron a que
me retirase del magisterio”, contaba.
Pero como docente de vocación siempre tuvo presente su función pedagógica que ponía de manifiesto cuando recomendaba
a los colegas periodistas dejar
.el vicio del cigarrillo y la bebida, ser honestos en la profesión y no cegarse ante
“relumbrones”.
De
“Tribuna Popular” a “El Imparcial”
Antes de trabajar
como docente y después de salir
del campo educativo por despido indirecto,
el camarada Salas Méndez se desempeña
como corresponsal de Tribuna
Popular ,órgano informativo del Partido Comunista de Venezuela; de Vía, revista
del Magisterio Trujillano. Asimismo, escribió
para el semanario El Kikiriki, y
La Hojilla
El 5 de
noviembre de 1960 fundan el diario El
Imparcial, y Salas Méndez entra como colaborador; posteriormente comienza
a trabajar fijo al lado del comunicador y director Marcos Guerrero
Chacón , y del recordado y apreciado Gustavo Enrique Arias , apodado “El Charrito”, entre otros compañeros
de labor.
Con el mismo empeño y vocación con que ejercía la docencia continua, ya de manera
permanente, su labor periodística en
“El decano de la prensa de Aragua”, redactando
noticias, reportajes, artículos
de opinión, siempre claro en su objetivo
al lado del pueblo.
“Para mí el periodismo es un compromiso de corte
social-popular. Lo que escribo
siempre lo hago a favor del pueblo, lo
manejo siempre en función de la defensa
del pueblo. Siempre he procurado trabajar
en función de una causa justa, buscando
la transformación estructural de
este país en función del Socialismo, por considerar que el Capitalismo es un
régimen en decadencia histórica”, sostenía.
Obrero
de la industria periodística
El ejercicio
de la docencia y el periodismo nunca le hicieron creer en “relumbrones”, ni perder su condición de clase. Por eso el camarada Salas Méndez se consideraba un
obrero más dentro de la industria
periodística, porque al igual que todos
sus colegas y compañeros de trabajo carecía de medios de producción.
“Tengo clara
conciencia de lo que uno es como obrero o trabajador de la
industria periodística, dentro de
la cual se observa la necesidad de combatir el palangrismo y la piratería. Yo lucho por
no caer en eso de malas tentaciones como el palangrismo u otros vicios, pensando
además que los premios de cualquier naturaleza han de educar a los hombres y mujeres y no al revés”, solía comentar. .
Por su labor
periodística fue galardonado,
en 1977, con el Premio Municipal de Periodismo, y en 1979 una Mención del Premio Regional de Periodismo Diego Hurtado.
Más recientemente se creó en el Premio
regional de Periodismo la Mención en
Ciencia, que lleva su nombre.
Comunista
desde el 46
En el año 1946 , a raíz de la lectura
de textos sobre marxismo, Santana
Emilio
decide inscribirse en el Partido
Comunista de Venezuela.
“Después de
las lecturas y observar el país
me convencí, y cada vez estoy más
convencido que aquí se necesita un
cambio profundo para empezar a reordenar el país en función del pueblo, no de élites”, nos comentó en una oportunidad.
El 21 de agosto
de 1965 el primogénito del
camarada Salas Méndez, Alfredo Ofini, quien tenía sus mismos
ideales, es asesinado en Cancamure, estado Sucre. “ Corrió la
suerte de millones de hombres y mujeres de América Latina producto de la
represión de gobiernos dictatoriales y
seudodemocracias -decía con nostalgia
recordando a su hijo-, por eso cómo no convencerse cada día más uno de sus ideales, si en esto tiene raíces muy profundas…”
Con su esposa
Antonia de Salas tuvo dos hijos,
Alfredo y Wilfredo, este último licenciado en
Educación, egresado de la Universidad Bolivariana de Venezuela,
quien vive actualmente en El Limón, y
Rosa, una joven que criaron y educaron como una hija más.
“Por su militancia partidista mi padre fue un perseguido político y fue
detenido en varias oportunidades por la
Digepol, durante la dictadura de Pérez Jiménez, y también en el
gobierno de Rómulo Betancourt , que hubo mucha represión, junto con
Ángel Gamboa, Raúl Álvarez, Raúl Castillo, Gilberto Díaz, Celestino Gutiérrez, entre
otros. Y en el año 1965
sucedió lo de mi hermano”, recuerda Wilfredo.
Su casa, ubicada en
el sector Sendero Sur de El Limón
fue centro de reunión de
una célula del Partido Comunista.
Allí llegaban dirigentes nacionales del PCV como Gustavo Machado, Teodoro Petkoff, entre otros, y también a la
casa de Antonio Parra, otro camarada
residenciado en el mismo municipio.
“En el año 93, ya viudo , porque mi madre
falleció 9 años después de mi
abuela, mi padre se cayó y se fracturó la cadera y
tuvieron que someterlo en Caracas a una operación para ponerle una prótesis, por esa razón dejó de trabajar regularmente en
El Imparcial, pero me decía: ” Llévame al diario aunque sea dos veces a la semana, y así lo hacía yo”, nos dice Wilfredo
En el 2002 el camarada Salas Méndez sufre
un Accidente Cerebro Vascular (ACV), y Wilfredo
tiene que trasladar a su padre al Hospital
Central de Maracay. De allí lo lleva a su casa, pero aun no restablecido del todo. El 25 de Diciembre del mismo año , en
pleno paro petrolero, fallece en su
casa, en el sector Sendero Sur de El Limón, dejando en quienes tuvimos
el honor de conocerlo y
trabajar junto a él su impronta de hombre honrado, humilde, luchador social y ejemplar
educador y periodista.
Esta crónica la escribo como un
sencillo homenaje a quien siempre
permaneció fiel a sus ideales de justicia y libertad, un personaje
del periodismo en Aragua a quien todos
sus colegas queríamos y respetábamos.
La acompaño con unas fotos bastante borrosas, las
únicas que tengo de él, en plena faena
periodística, con su libreta, bolígrafo
y el costal de tela colgando del hombro.
Así permanece en nuestro
recuerdo. Paz a su alma.