sábado, 22 de agosto de 2020

UNA SEMBLANZA DE VICENTA BLANCO

 

Autora: Ana María Rodrígues Macedo

 

Nace en la histórica ciudad de La Victoria el 8 de agosto de 1954, en el hospital Concepción Palacios. Sus padres Eusebia Blanco, quien aún vive y Martín Colmenares Revete (fallecido).  Desde que nació fue a vivir en Araiza y pasó toda su niñez junto a sus padres en la finca "Mocundo" en Araiza, viviendo en carpas. Cuenta Vicenta que cada vez que su papá se mudaba recogían la ropa en sacos, los montaban en las mulas y buscaban un lugar nuevo donde hubiera agua para cultivar el conuco y así sostenerse. En una de sus memorias recuerda que su papá se mudó para "San Tuque" y ahí no prosperaron con la agricultura, por la poca agua. Vivió en Araiza su niñez y juventud y en la finca "Vizcaya" vivió 5 a 6 años.

Vicenta Blanco relatando sus memoria  a la autora del trabajo

Desde niña trabajó con su familia como peones en la finca "Mocundo" propiedad de Hortensia De Mejías mientras su mamá ayudaba a preparar la comida y ella una niña de 8 años ayudaba en las labores y cultivar la tierra. Vicenta nunca aprendió a leer y escribir, más si a narrar sus experiencias de vida a sus hijos y vecinos. De su primer concubinato tuvo tres (3) hijos: Doris, Williams y Ana y del último concubinato tuvo una (1) hija.

En uno de sus relatos cuenta que en Araiza cultivaban verduras y café en las faldas del cerro y en las Vegas del Río Tuy y la Quebrada de Araiza, en la montaña criaban el ganado. En la casa grande que quedaba por los lados de "Las Patillas", funcionaba una oficina donde llegaba los arrieros a descargar la mercancía y pasarla a otros burro, ahí comían y descansaban y después seguían en su viaje por el camino real hacia otras estaciones (Guayas o Guayita). En la casona preparaban la comida para los peones y para los arrieros, además de traer la leche para preparar el queso llanero, el cual,  lo untaban con bosta de vaca para que no le callera los gusanos y después de curado lo raspaban quedando el puro queso llanero; lo que hoy en día lo conocemos como queso artesanal. Vicenta, se iba con la Sra. Hortensia a revisar los linderos de la finca "Mocundo", montadas en una mula cerro arriba, y en algunos puntos del lindero procedían con una chícora romper la roca viva para colocar la cerca de púas. Comenta que era como Candela cuando le daban a la roca para romperla.

Vicenta se vino a vivir a Guayita a los 36 años cerca de sus hermanas y desde entonces se quedó aportando conocimientos y narrando historias a sus nietos, bisnietos y vecinos quedando mucho que contar sobre la biografía de Vicenta Blanco.

 

 

MEMORIAS DE VICENTA BLANCO

 

VICENTA: - ...ese tiempo la gente...cuando nosotros llegamos aquí, que llegamos donde la difunta Paula, tenía ya tiempito viviendo aquí, pero la peste ya haba pasado, eso si no dejaban jugar mucho pá rriba, pá Los Tamarindos. Pasábamos, pero ellos nos bañaban con DDT, era la mano hinchadas así de DDT, la difunta Paula, la abuela Paula.

PAULA: - ¡vengan, vengan, mis niños!

Y nos empavonaban de DDT, empavonaban de DDT y al agua con que nos bañaban, ella le echaba un poquito de polvo de DDT, de lejía y como ceniza y nos bañaban con eso y nos mantenían así.

PAULA: - ¡NO!, La peste bubónica reproduce, es peligrosísima.

VICENTA. - ¡Ayyy!, y nosotros ayudábamos a los Herrera a cazar los ratones, a los Herrera, a Luis Herrera. Que él se pasaba por aquí en la quebrada cazando las ratas. La rata que dio la peste bubónica por la pulga; la pulga ¿cómo dice?, la peste bubónica se reproduce por la pulga, la pulga picaba a uno y ahí aparecía la peste bubónica. Después empezaban a recoger las ratas, nosotros recogíamos en la semana; recogíamos cinco, siete cestas; siete bichitas, siete cajitas así embudan, siete embudos toda la semana. En la siguiente noche, cambiábamos los comederos, la comida y al siguiente día íbamos a recoger las ratas y meterlas en jaulas. Cada bichito lo metíamos en... ¿cómo era?...se embudan así, un embudo, como un embudo de puras paletas, metíamos uno aquí, uno aquí y uno a aquí y él se lo llevaba todos los días veníamos a nosotros en la tarde y en la mañana recogíamos las trampas y en la tarde por ahí a las seis y media, ya estábamos recogiendo las trampas, revisándolas pá ve; en la mañanita nos parábamos a las cinco a revisar todas las trampas. Nosotros agarrábamos de allá abajo hasta allá arriba...por Jabillalito, después nos veníamos de por allá, por allá por el campamento, bajábamos por aquí, por el puente; nos volvíamos a venir y después agarrábamos por aquel cerro alla arriba, hasta Román.

VICENTA: - Por cierto, se perdió la fauna de las perdiz, porque ellos le echaban veneno a los caminos, le echaban veneno y se perdió toda la fauna de la perdiz. Esto aquí era perdiz, perdiiizzz, pero perdiiizzz... ¿cómo dicen?, la codorniz, eso era bandos, eso era bandaóssss...eso era bastante, que nosotros recogimos los huevitos y lo poníamos en una caja, como los bandos. Recogíamos unas perolas y más perolas de huevitos. El tiempo después que echaron los venenos, se perdió la fauna, se perdió todo eso. Quedaron algunas saltoneadas, muy pocas quedaron, pero se perdió, se perdió por eso. Porque ellos le echaban venenos pá las ratas se murieran pá salvar la gente y se perdió casi toda la fauna. Última hora quedan...por cierto que alla arriba... ¿cómo se llama? La montaña, el jueves cuando yo fui, escuchamos. Felipe dice que están....reproduciendo otra vez, se están reproduciendo. Hay un bandito.

VICENTA: - No le hagan daño, déjala quieta, déjala quieta. Cuando tú la escuchas que cantan...chií, chií, chií, chií, ti...y en un solo sitio déjala que esa tiene anidad. Ponen toditos en un solo perol, en un solo sitio. Cinco, siete bichitas de esa ponen, encuentra esa anidad ponen, así los huevitos así, un poco de bichitas así...chií, chií, chií, chií, ti..., y en un solo sitio, búscalas que esa tiene la anidad, ponen toditas en un solo perol, en un solo nido pone, hasta cinco, siete bichitas de esas ponen. Encuentra esa anidad como huevitos así, un poco bichitas así ponen.

VICENTA. - Felipe búscalas para que veas que la vas a conseguir, están por ahí, por allá cantando, bueno búscala para que tu veas. Ellas son conociditas cuando tiene bastantes huevitos...chií, chií, chií, chií. ti.

VICENTA: - ¡Bueno! Se bastante cosas, medio recuerdo.

ANA: - ¡Bueno!, pero cuando la peste bubónica, ¡bueno eso fue la coyuntura que hubo, que desapareció parte de la población.

VICENTA: - De aquí creo que fue la única parte, bueno no estoy segura, creo que fue la única parte que hubo la peste bubónica fue aquí.

ANA: - ¿En Tiara?

VICENTA: - ¡Eh sí!, Tiara, Guayita, no se Cascaronal, Cascaronal. Cascaronal no.

ANA: - ¡En Los Amarillos hay un cementerio!

VICENTA: - ¡Aja, aja!, por aquí también ¡no!, también, ¡no! por aquí arriba también, aquí hubo un cementerio.

ANA: - ¿En Los Amarillos?

VICENTA: - ¡Aja!, por ahí está un cementerio. Un cementerio de la peste bubónica por ahí también. Donde sembraron bastantes cedros. A cada tumba le ponían un cedro, un arboleda de cedros grandísima que hay, no se la...

ANA: - ¡Entonces este es otro cementerio!

VICENTA: - Ahí, hubo un cementerio por ahí. ¡Bueno!, papá, dice mi papá. Nosotros fuimos una vez a comprar cochinos y la gente decía: - “mira ese poco de árboles”. -”No, ese es el cementerio, eso es el cementerio”, pero no me acuerdo el nombre. ¿Cómo se llama?...no recuerdo el nombre. Porque cuando eso estaba yo pequeña. No me acuerdo. Pero, si me dijo que era el cementerio. Por cierto, que ese señor que nos contaba todo eso, que le cinto a mi á pá, se murió, el llego a nombrar, él vivía ahí mismito. Por aquí ácaita, donde vive Agustín Mendoza. Nosotros íbamos a comprar verduras, íbamos a comprar verduras, él nos contó a nosotros...Guayita, Tiara y creo que también Cascaronal. ¡Bueno!, aquí arriba..., ¿cómo se llama?, Manzanilla, Flor Manzanilla, Manzanilla. Palomas es como se llama.

ANA: - ¡Ah sí!, La Hacienda Las Palomas.

VICENTA: - O sea eso. Es un vecindario. Un vecindario así como esto. Pero zanjón como como trancaó, ¿cómo dicen? Pero se pegara así, con este así, pero el zanjón enturbiado de puros cedros es como encajonaó. Se llama las palomas, agua amarilla se llama... tiene un nombre raro por ahí. Ahí el papelón, dicen el papelón donde vive Miguel Blanco, primo mío. Vive arriba. Blanco vive por ahí también. Esa gente también se salieron de ahí...se salieron por la peste. Ellos agarraron pá otro laó, porque quedaron arruinaó. La peste le mato un poco de animales, quedaron arruinaó y se fueron pá otro laó a buscar ¿Cómo e?, sostén a otro laó. Mucha gente, ¡Bueno!, los de aquí se fue, fue por la peste. La peste acabó, acabó también...

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